Quebrada, pero no perdida.
Cuando la encontré estaba quebrada, perdida. Ella se aferró a mí como un animal herido, como un árbol que se apoya en una roca para que sus raíces no escapen de la tierra...
¡Oh! ¡Pero qué tonto he sido! No vi, no me di cuenta de que era yo quien estaba perdido y yo el que me aferraba a ella para salvar mi vida, para que el viento tempestuoso no me arrastrara a las profundidades del mar.
Ella era mi roca, lo es... Y yo, que busco piedras en la oscuridad abismal de la tierra, descubrí que aquella sobre la que construí toda mi vida, mi hogar, mis hijos, mi familia, aquella en la que deposité mi amor, estaba en arenas movedizas.
Y ella tiembla, y todo mi mundo tiembla con ella.
Pero no me atrevo a preguntar. No lo hago, porque tengo miedo de su honestidad. Esa cruel honradez de ella que siempre me enfrenta con la verdad, le temo.
Me da miedo escuchar lo que ahora podría salir de sus suaves labios.
Labios que besé, labios que eran solo míos, labios que me dijeron que me amaba una y otra vez.
¿Ya no me amas, mi amor? No puedo, no lo haré.
Aún así, ella está aquí. Ella regresó. ¿Adónde fuiste? ¿Fui yo quien te alejo de mi lado? Seguramente que no. Y si fue así, no quise hacerlo.
Te amo. Lo sabes, ¿verdad? Sé que no te lo digo lo suficiente, pero seguro que debes saberlo.
Ella deja de llorar cuando se lo digo, y se aferra a mí otra vez, quebrada pero no perdida.
Ella dice que no está perdida porque me tiene a mí, porque como ella es mi sostén, yo soy el suyo.
No éramos rocas, los dos somos árboles y apoyamos el uno contra el otro y con el paso de los años nos retorcimos y nos convertimos en uno.
Y los dos nos dejaremos llevar por el viento o ambos nos mantendremos enraizados, pero lo haremos juntos.
bellisima serie !!!! interpretación de ambos conmovedora
ResponderEliminar